Desarrollo ágil y la generación de valor para las organizaciones

Equipo Sofka
25 agosto, 2021
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Cuando hablamos de desarrollo ágil, estamos frente a una cultura que permite habilitar estrategias de creación, prueba e implementación metódica; con la posibilidad de cumplir con rapidez y alcanzar las expectativas, de usuarios y empresas.

En este sentido, la construcción de software está orientada bajo la perspectiva que marcan los Principios del Manifiesto Ágil y además, por lo que se conoce en la industria como el horizonte ágil.

De otro lado, DevOps nace cerca a la agilidad y maximiza la automatización o la estandarización de procesos, prácticas y herramientas, para acelerar la cadena de valor de TI en el contexto que se requiera.

¿Cuáles son los componentes del desarrollo ágil?

Para encontrar la respuesta, Javier Montaño, Líder de Agile Services – Sofka Technologies, comenta que se pueden definir tres valores aportantes y que constituyen los pilares de la agilidad, así:

• La cultura. Define cómo las personas interactúan en las metodologías propuestas. El corazón de la agilidad dice que las dinámicas ágiles colaboran, entregan, reflexionan y mejoran.

• Esquema de innovación de afuera hacia adentro. Para el desarrollo de un producto o servicio, se hace una investigación de mercado de clientes, públicos y/o segmentos objetivo.

Basados en la interpretación de los motivadores, desafíos o tareas de la cotidianidad, entre otros, se plantean soluciones que atienden a necesidades y permiten alcanzar mejoras, sumando nuevas posibilidades.

• Metodologías de trabajo. Aquí caben herramientas de trabajo ágil, como: Scrum, Programación extrema (XP) o Kanban, entre otras.

Y si traemos a colación DevOps, para Sofka es más que una metodología, se ha constituido en una filosofía de trabajo, que brinda valor a los resultados.

¿Qué beneficios se pueden obtener de la agilidad?

De acuerdo al contexto, se pueden definir, así:

Para quienes intervienen en el proceso de construcción del software, genera una dinámica constante de cooperación y sinergia, mejor comunicación y un proceso en donde se recaba retroalimentación de muchos actores.

En los clientes, las prácticas ágiles promueven ciclos cortos de retroalimentación. Lo que permite un trabajo acertado para lograr fortalecer a cada paso la solución e ir observando la respuesta del usuario final.

Y, desde el punto de vista del negocio como tal, se puede desde la primera entrega, ver cómo se capitaliza y se empieza a recuperar la inversión, sobre el desarrollo. Porque se van validando hipótesis.

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El desarrollo ágil está orientado a crear una relación más cercana con el cliente-consumidor de las soluciones que se están construyendo.

Un ejemplo tradicional de transformación digital es Netflix, que ha logrado posicionarse y hasta obligado al surgimiento de otros jugadores, como: Disney Plus, Amazon Prime o HBO Max.

De ahí la reflexión final, de que la constante de hoy es el cambio, y que no hay que resistirse a este, sino mantener una estructura ágil que permita el desarrollo de software que genere valor, para las organizaciones y el usuario final.

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